León XIV a las religiosas: “La fidelidad al Evangelio es el mejor motor de futuro”

El Papa ha recibido a las Hermanas de la Orden de San Basilio Magno, Hijas de la Divina Caridad, Hermanas Agustinas del Amparo y Hermanas Franciscanas de los Sagrados Corazones

León XIV a las religiosas: “La fidelidad al Evangelio es el mejor motor de futuro”

El papa León XIV ha recibido este lunes en la Sala Clementina del Vaticano a representantes de varios institutos religiosos femeninos que acudieron a Roma con motivo de sus capítulos generales o peregrinaciones jubilares. Dirigiéndose a las religiosas, el Pontífice quiso recordar el papel fundamental de sus congregaciones en la vida de la Iglesia: “Renuevan su amor al Señor y su fidelidad a la Iglesia en la tumba de Pedro”, afirmó al darles la bienvenida.



Estaban presentes hermanas de las Hermanas de la Orden de San Basilio Magno, Hijas de la Divina Caridad, Hermanas Agustinas del Amparo y Hermanas Franciscanas de los Sagrados Corazones. A todas ellas, León XIV quiso agradecer su entrega y su historia, tejida de caridad: “La luz de grandes modelos del pasado ha inspirado nuevas formas de servicio, especialmente hacia los más vulnerables: niños pobres, huérfanos, migrantes, ancianos y enfermos”.

“Una fidelidad que impulsa hacia adelante”

“La fidelidad a la antigua sabiduría del Evangelio es el mejor propulsor para quienes emprenden nuevos caminos de donación”, les dijo el Papa, animándolas a leer los signos de los tiempos con audacia y discernimiento, como enseñó el Concilio Vaticano II.

Asimismo, recordó las palabras del decreto Perfectae Caritatis, que llama a los religiosos a vivir una vida impregnada de espíritu apostólico: “Que toda actividad apostólica esté animada por un espíritu religioso, para servir a Cristo en sus miembros en íntima unión con Él”, citó.

Leon Religiosas

Invitando a una revisión personal, León XIV propuso una pregunta basada en san Agustín: “¿En qué medida satisface el Señor mi sed de vida, de amor, de luz? Dios es tu todo. Si tienes hambre, Dios es tu pan; si tienes sed, Dios es tu agua; si estás en tinieblas, Dios es tu luz inmarcesible; si estás desnudo, Dios es tu vestidura inmortal”.

Para el Papa, ese enraizamiento en Cristo es lo que permitió a los fundadores y fundadoras realizar obras de inmenso bien: “Eran hombres y mujeres con dones y límites como nosotros, y sin embargo lograron sembrar semillas de bondad que han llegado hasta los confines del mundo”.

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