León XIV: “No le teman a su fragilidad: el Señor no busca sacerdotes perfectos, sino corazones humildes”

  • En la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, el Papa publica un mensaje por la Jornada de la Santificación Sacerdotal
  • Prevost sueña con curas que sean “constructores de unidad y de paz” que “sirven” y no se “imponen”

León XIV con los seminaristas

Este viernes 27 de junio, solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, el papa León XIV ha presidido esta mañana una eucaristía en la Basílica de San Pedro en la que han sido ordenados 32 sacerdotes. Pero, además, ha querido hacer público un mensaje a todos los presbíteros del mundo de cara a esta Jornada de la Santificación Sacerdotal.



En su misiva, Prevost manifiesta que “el Corazón de Cristo, traspasado por amor, es la carne viva y vivificante que acoge a cada uno de nosotros, transformándonos a imagen del Buen Pastor. En él se comprende la verdadera identidad de nuestro ministerio: ardiendo por la misericordia de Dios, somos testigos gozosos de su amor que sana, acompaña y redime”.

Entrega total

De ahí la necesidad de “renovar en nuestros corazones la llamada a la entrega total de nosotros mismos al servicio del Pueblo santo de Dios”, viviendo como un “don” esta “santa vocación”. Porque, como manifestara san Agustín en sus ‘Confesiones’, el sacerdocio es “un santuario amplio y sin fronteras”, pues “no se custodia simplemente algo del pasado, sino que vuelve siempre nuevo y actual lo que allí se conserva”.

Un tesoro espiritual que necesita “un mundo reconciliado en el amor”. Y es que, “solo en el Corazón de Jesús, encontramos nuestra verdadera humanidad de hijos de Dios y de hermanos entre nosotros. Por estas razones, hoy quiero hacerles una invitación urgente: ¡sean constructores de unidad y de paz!”.

“En un mundo marcado por tensiones crecientes, incluso dentro de las familias y de las comunidades eclesiales”, el sacerdote “está llamado a promover la reconciliación y generar comunión. Ser constructores de unidad y de paz significa ser pastores capaces de discernimiento, hábiles en el arte de recomponer los fragmentos de vida que se nos confían, para ayudar a las personas a encontrar la luz del Evangelio dentro de las tribulaciones de la existencia”.

Sabios lectores de la realidad

Del mismo modo, “significa ser sabios lectores de la realidad, yendo más allá de las emociones del momento, de los miedos y de las modas; significa ofrecer propuestas pastorales que generen y regeneren la fe, construyendo relaciones buenas, vínculos solidarios, comunidades donde brille el estilo de la fraternidad. Ser constructores de unidad y de paz no significa imponerse, sino servir”.

León XIV

Dejándose “moldear por la gracia” y siendo “sacramento del amor de Jesús en el mundo”, Prevost anima así a los pastores: “No le teman a su fragilidad: el Señor no busca sacerdotes perfectos, sino corazones humildes, disponibles a la conversión y dispuestos a amar como Él mismo nos ha amado”.

En este punto, León XIV, como es habitual en él, ha citado al papa Francisco, que, en ‘Dilexit nos’ “nos ha propuesto nuevamente la devoción al Sagrado Corazón como lugar de encuentro personal con el Señor y, por tanto, como lugar donde llevar y reconciliar nuestros conflictos interiores y los que desgarran al mundo contemporáneo, porque ‘en Él nos volvemos capaces de relacionarnos de un modo sano y feliz, y de construir en este mundo el Reino de amor y de justicia. Nuestro corazón unido al de Cristo es capaz de este milagro social’”

León XIV cierra su mensaje con una frase dirigida al corazón de los miles de presbíteros de todo el mundo: “No lo olviden, un sacerdote santo hace florecer la santidad a su alrededor”.

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