El Prado invoca a la Virgen de Guadalupe: “Pues sois, Divina Señora, / de nuestra España paisana; / sednos siempre protectora, / madre y Virgen mexicana”. Lo proclaman los historiadores de arte mexicanos Jaime Cuadriello y Paula Mues Orts, comisarios de “una exposición única”, como la definen sin medias tintas. Ambos citan un gozo del siglo XVIII, en concreto el que el indiano José Vila y Barrera mandó escribir para exaltar una “hermosa copia” guadalupana cerca de Barcelona.
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Los versos les sirven a los comisarios para desvelar la pregunta de la que mana la exquisita muestra del Museo del Prado, colofón de un ambicioso proyecto de investigación: “¿Qué tan lejos y qué tan cerca estuvo esta promoción guadalupana en la conciencia peninsular?”. De ahí el título, ese ‘Tan lejos, tan cerca. Guadalupe de México en España’, pero también la seducción de una exposición que salda una deuda largamente pendiente.
“Queríamos captar las dimensiones verdaderamente excepcionales de este fenómeno de tráfico o transferencia en ambos sentidos. Y desde luego que esta exposición brinda un capítulo pendiente en la agenda artística y cultural entre España y México”, responden Jaime Cuadriello, profesor de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, y Paula Mues Orts, profesora de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México.
“La Guadalupana es una imagen que se propagó masivamente, como ninguna otra, en España, Italia y los virreinatos de Sudamérica entre mediados del siglo XVII y finales del siglo XVIII –explican–, dado que sus copias eran una ‘noticia’ o ‘sensación’ de una mariofanía acaecida en un contexto bastante excepcional”. Los comisarios, de hecho, han querido reunir en Madrid mayoritariamente obras del propio patrimonio español para demostrar este “intenso vínculo entre ambos países a través de la figura de la Virgen de Guadalupe”.
Así, cuelgan en el Prado obras procedentes de las diócesis de Osma-Soria, Segovia, Palencia, Zamora, Ávila, Valladolid, Asidonia-Jerez, Sevilla, Granada o Toledo, en el caso del Real Monasterio de Santa María de Guadalupe, presencia imprescindible. Destacan, por ejemplo, los lienzos ‘Imagen y apariciones de Nuestra Señora de Guadalupe’ (1656), de José Suárez, que llega del monasterio de Sor María de Jesús de Ágreda (Soria), y la ‘Virgen de Guadalupe y tabla de indulgencias’ (h. 1700-06), de Juan Correa, descolgado de la catedral de Segovia. Y ‘La Virgen de Guadalupe con las cuatro apariciones’ (1739), de Manuel Osorio, traído de la capilla de la Inmaculada de la catedral de Palencia.
Suárez y Osorio, ambos pintores de Nueva España –novohispanos–, junto con el grabador sevillano Matías de Arteaga, ejecutaron “las primeras series de las cuatro apariciones y establecieron un canon iconográfico, que estuvo vigente durante tres centurias y que pasó a otros múltiples soportes, como la escultura, la arquitectura y un sinfín de artes suntuarias”, recuerdan los comisarios.
Desde Ciudad de México llegan “unas pocas piezas irremplazables”. Como el grabado ‘Cuarta aparición de la Virgen de Guadalupe de México’ (1686), del propio Arteaga, procedente de la Biblioteca JAPS. En total, apenas suman una decena, entre las que relucen óleos como el ‘San Lucas pintando la imagen de Santa María la Mayor’ (h. 1690), también de Juan Correa, que llega del templo de San Felipe Neri (‘La Profesa’), o ‘El Padre Eterno pintando a la Virgen de Guadalupe’ (h. 1740-50), atribuido a Joaquín Villegas, procedente del INBAL/Museo Nacional de Arte.
Icono devocional y político
“Hemos querido narrar la importancia de la imagen de la Virgen de Guadalupe y su consagración como icono trasatlántico devocional y político”, describen los dos comisarios de una muestra que suma casi setenta obras entre pinturas, grabados, esculturas y libros. De hecho, Jaime Cuadriello y Paula Mues Orts afirman tajantes que “Guadalupe de México fue la primera imagen mariana globalizada”. O como expone el propio director del Prado, Miguel Falomir, “lo que nos proponen es una aproximación múltiple a una de las imágenes más famosas del catolicismo”.