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El presidente de los obispos de Cuba valora el gran mensaje de Gallagher en la isla: “Estamos al servicio del hombre y de la paz”

  • El secretario vaticano para las Relaciones con los Estados ha viajado al país para conmemorar el 90º aniversario de las relaciones diplomáticas con la Santa Sede
  • Arturo González Amador constata que Roma es “consciente de todo el sufrimiento, limitaciones y dificultades que el pueblo tiene que enfrentar cada día para sobrevivir”

Gallagher en Cuba

Del 4 al 6 de junio, Paul Richard Gallagher, secretario vaticano para las Relaciones con los Estados, ha estado de viaje oficial en Cuba para conmemorar el 90º aniversario de las relaciones diplomáticas entre la isla caribeña y la Santa Sede. Ha ido enviado por el papa León XIV, que conoce muy bien la situación cubana, pues, siendo prior general de los agustinos, él fue el gran artífice de que la comunidad volviera a estar presente en el país después de que en su día, tras el triunfo de la revolución castrista, fuera enviada al destierro.



En Cuba, Gallagher ha tenido una incesante actividad, tanto a nivel institucional como propiamente religioso. Por el primero, visitó al presidente, Miguel Díaz Canel, en el Palacio de la Revolución. Por el segundo, celebró una eucaristía en la catedral de La Habana, visitó distintas obras sociales impulsadas por la Iglesia y, en la iglesia Santa Catalina de Siena, en un barrio muy popular de la capital, mantuvo un cercano encuentro con numerosos agentes de pastoral.

Muestra de cercanía

En conversación con Vida Nueva, el obispo de Santa Clara, Arturo González Amador, que desde el pasado año es el presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba (COCC), valora la importancia de una visita “particularmente marcada por expresiones de cercanía y preocupación de la Sede Apostólica por el pueblo y la Iglesia que viven en Cuba”.

En ese sentido, “han sido unas jornadas cargadas de empeño por ‘aportar, también desde el ámbito diplomático, su granito de arena’, como el mismo Gallagher nos dijo en un encuentro que tuvo con los obispos del país. Todo en favor de la obra evangelizadora de la Iglesia en Cuba, consciente de todo el sufrimiento, limitaciones y dificultades que el pueblo tiene que enfrentar cada día para sobrevivir en esta isla caribeña”.

Respecto a ese encuentro con los prelados, que “fue el primero que tuvo en suelo cubano”, desarrollado en “un marco de privacidad y fraternidad episcopal”, el representante papal “nos ofreció la oportunidad de expresar nuestras preocupaciones con toda libertad y, a la vez, de ser escuchados con el respeto y la delicadeza que siempre han caracterizado otras entrevistas con él. Sus palabras nos animaron a continuar sin desfallecer la misión evangelizadora y la promoción de la antropología cristiana, en y desde los distintos espacios y obras que están bajo la tutela de la Iglesia en Cuba, buscando siempre el bien de todo este pueblo y no solo de los cristianos”.

Diplomacia basada en el Evangelio

Como aprecia González, “durante las intervenciones de Gallagher, hubo palabras y expresiones que se repitieron, como cuando reiteró la importancia de ‘una diplomacia basada en el Evangelio, al servicio del hombre y de la paz’”. Como recalcó tanto en el Palacio de la Revolución como en su homilía en la catedral de la Habana, “la verdad, la justicia y la caridad son ‘armas’ que tienen que ir de la mano en las relaciones entre las personas, las instituciones y los pueblos. Y, por supuesto el diálogo, liberado de egoísmos e intereses individuales, es la base para un verdadero encuentro”.

Así, como “reiteró a las autoridades cubanas”, “sobre estos principios y para la consecución del bien común de todos los cubanos, podrán contar siempre con la colaboración de la Santa Sede”. Lo que el presidente de los obispos cubanos vio encarnarse en esta frase salida del alma: “Cuando exhortó a reforzar la comunión entre la Iglesia en Cuba y el sucesor del apóstol Pedro, apeló al paternal afecto de León XIV, asegurando que ‘todos tienen un rinconcito en el corazón del Santo Padre’”.

En definitiva, para el obispo de Santa Clara, “esta visita ha sido mucho más que una ocasión protocolar y se ha convertido en una palabra de aliento y esperanza para todo el pueblo cubano y, a la vez, un gesto más de respaldo afectivo y moral al quehacer de la Iglesia cubana en esta realidad”.

La Iglesia, siempre presente

También nos ofrece su testimonio el sacerdote Ariel Suárez Jáuregui, secretario adjunto de la COCC, que incide en una idea clave: “Desde el inicio de la historia como nación de Cuba, la Iglesia ha sido la institución que ha estado presente en todos los períodos y en todas las zonas de nuestra geografía”.

Desde esa identidad, forjada a fuego en las entrañas de su pueblo, “la Iglesia en Cuba, pequeña y pobre, participa de la vulnerabilidad de aquellos a los que trata servir. Es parte del pueblo y con él siente y vive sus gozos, alegrías y esperanzas, pero también sus sufrimientos, dolores y angustias”.

Gallagher en Cuba

Para el presbítero, “es admirable el afán de servicio que tienen la inmensa mayoría de los católicos cubanos, sabiendo que nosotros mismos tenemos necesidad de recursos y ayudas”. Del mismo modo, “nos esforzamos cada día por compartir la fe, la esperanza, el anuncio del Evangelio, la Palabra del Señor, los sacramentos y todo lo que podemos hacer desde el punto de vista caritativo con las personas pobres, los ancianos solos, los presos, los enfermos, los matrimonios, los jóvenes, los adolescentes, las familias en general… Así, somos una Iglesia que se reinventa cada día desde el Espíritu de Dios”.

Obstáculos y dificultades

“En medio de muchos obstáculos y dificultades”, la comunidad cristiana cubana “mantiene una creatividad y un entusiasmo que vienen del Espíritu Santo, pues humanamente no son explicables en la situación que vivimos”. Además, es “una Iglesia que quiere abrir puentes de diálogo con todos, pues los hijos e hijas de este país aceptan como una riqueza la pluralidad de pensamientos, concepciones e ideas sobre el país y su futuro”.

Por ello, el abrazo de Gallagher les ha dado ánimos: “Ha sido importante al ayudar a reforzar el vínculo entre la Santa Sede y el pueblo de Cuba, destacando también los encuentros respetuosos y francos con las autoridades del país”. En lo eclesial, se queda con “el encuentro que mantuvo con los religiosos, sacerdotes y laidos comprometidos en la pastoral social. Ahí pudo ver una Iglesia con una clara vocación de servicio a los más necesitados, ofreciendo a los demás, desde nuestra pobreza, lo que somos y tenemos.

De ahí que reconociera “el gran compromiso de la Iglesia local, destacando cómo tocamos la carne y la sangre del Señor en los necesitados, entregando la vida para paliar el dolor en condiciones nada fáciles, acompañando los sufrimientos humanos, siempre con la llama de la esperanza encendida”.

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