La organización de defensa de los derechos de los animales PETA proyectaba ayer por la noche el número 200.000 en la fachada exterior del Palacio Apostólico, en alusión a las firmas recogidas para que el nuevo papa, León XIV “corte los lazos de la Iglesia con la violenta y mortal industria de las corridas de toros”.
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Tal como recoge la organización en su web, “después de recoger casi 200.000 firmas en las peticiones impulsadas por las entidades de PETA para que su predecesor, el papa Francisco, condenara esta cruel práctica sangrienta, PETA proyectó ese número gigante en el exterior del Palacio Apostólico, donde se encuentra la residencia papal”.
Y es que, según PETA, “cientos de miles de católicos compasivos en todo el mundo han alzado la voz contra la tortura de toros en las corridas, y es hora de que la Iglesia haga lo mismo”. Por ello, “PETA le está pidiendo al papa León XIV que comience su papado haciendo lo que creemos habría hecho el papa Francisco, condenando la tortura y matanza de toros durante las celebraciones católica”.
‼️ La tauromaquia es un pecado ‼️@PETAUK iluminó el Vaticano con un mensaje poderoso, respaldado por casi 200.000 católicos 🔆 pic.twitter.com/JsyrAyzbf0
— PETA Latino (@PETA_Latino) May 27, 2025
Contrarias a la Doctrina de la Iglesia
La organización recurre a ‘Laudato si” para justificar su acción: “El papa Francisco, a quien hace una década PETA nombró Persona del Año, escribió en su encíclica ‘Laudato si’’: ‘Cada acto de crueldad hacia cualquier criatura es contrario a la dignidad humana’”.
Además, PETA recuerda que “desde el siglo XVI, el papa Pío V, quien ya ha sido canonizado, prohibió las corridas de toros, las cuales describió como ‘espectáculos crueles y viles del diablo y no del hombre’ y contrarias a la ‘piedad y la caridad cristianas’”.
Asimismo, la organización recuerda que, según la doctrina de la Iglesia, “es contrario a la dignidad humana causar sufrimiento o muerte innecesaria a los animales”. Sin embargo, “los sacerdotes católicos a menudo ofician ceremonias religiosas en plazas de toros y ministran a los toreros en las capillas de estas plazas, acciones que deberían ser condenadas categóricamente por el Vaticano”.