El cardenal Ladislav Nemet, arzobispo de Belgrado, participó en el cónclave que eligió, el pasado 8 de mayo, a León XIV. Ahora, en una entrevista con Avvenire, ha vislumbrado cómo serán los próximos pasos del nuevo pontificado y ha subrayado que “la sinodalidad debe seguir adelante”.
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En cuanto a la situación de guerra entre Rusia y Ucrania, Nemet ha expresado que sigue “convencido de que sin diálogo con Rusia no será posible llegar a una paz auténtica y duradera, como la definió León XIV”. Y es que Rusia “es un gran país y posee una cultura extraordinaria”, lo cual “no significa que aprobemos ciertos comportamientos de sus líderes o que todas las acciones tomadas sean correctas. Pero estamos llamados a encontrar un terreno común. Y lo más urgente es detener una guerra fratricida, la que enfrenta a Rusia y Ucrania, que involucra a dos naciones cristianas”.
A sus sesenta y ocho años, Nemet habla siete idiomas y ha estado en Filipinas y Hungría, Italia y Austria, antes de regresar como obispo a Serbia. Cardenal desde 2024, comparte dos rasgos con el Papa: es un hombre religioso y fue misionero. “El Colegio Cardenalicio que eligió a León XIV quiere estar a su lado”, ha asegurado.
Unidad no sinónimo de uniformidad
De hecho, Nemet ha explicado que, cuando el Pontífice se reunió con los cardenales al día siguiente de la fumata blanca, dijo que “cuenta con nuestra ayuda, que quiere escuchar nuestras sugerencias y que está disponible para reunirse con nosotros más a menudo”. “En último término, es deber de los cardenales ‘colaborar asiduamente’ con el Papa. Esto puede suceder tanto con reuniones colegiales presenciales en Roma, como con reuniones telemáticas que puedan facilitar el diálogo y que hemos propuesto”.
“El mismo papa León ha dejado claro que quiere valerse de un espectro tan amplio de opiniones como las presentes en el actual Colegio Cardenalicio, que nunca ha sido tan representativo del mundo y de la riqueza de la Iglesia“, ha aseverado.
Sobre cómo será el pontificado de León XIV, Nemet está convencido de que “mostrará el amor de Dios por la humanidad”. Pero también será “un pontificado en nombre de la unidad de la Iglesia”. “Unidad que no es sinónimo de uniformidad, como tuve oportunidad de dialogar con el entonces cardenal Prevost durante las dos sesiones del Sínodo sobre la sinodalidad”, ha subrayado.